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Periodistas contra bloggers ¿tiene sentido esta lucha?

periodistas contra bloggers

Soy periodista de formación y blogger de profesión, o al menos eso intento. Doble desgracia. Escogí mi carrera por vocación, porque me apasiona leer, escribir, contar historias y de cualquier minucia cotidiana puedo hacer una montaña y construir un relato. No tuve nada de ojo para elegir mis estudios, y desde luego no valoré lo venida a menos que estaba esta profesión cuando yo empecé a ir a la universidad. No quería hacer otra cosa, y el corazón nubló mi razón. A día de hoy, me encuentro relatando batallitas de maternidad en mi blog, poniendo en marcha otro para mujeres curvy, narrando mis viajes, criticando suegras… Inquietudes no me faltan y opiniones para casi todo, tampoco.

Ahora me encuentro con ambas facetas de mi vida enfrentadas. Desde tiempos inmemoriales, ha habido mucho intrusismo en el mundo del periodismo. Los medios de comunicación tradicionales siempre han acogido con fervor a escritores, artistas, deportistas, expertos en lo suyo pero sin formación específica como comunicadores. De las tertulias del corazón ya ni hablaremos, porque aquello es un sin dios, y por salir en una foto con el famoso de turno ya tienes vía libre para que te monten un canal de televisión propio.

Por si esto fuera poco, internet democratizó la comunicación, dio voz a la gente anónima, que empezó a opinar sobre sus intereses al pie de los artículos de los diarios con versión digital, a debatir en foros y a escribir sus propios blogs. Hoy cualquiera puede ser blogger. Es gratis y sólo se necesita conocimientos sobre un tema, constancia y a poco que logre reunir a una comunidad medianamente interesada en lo que cuenta, los periodistas se echan a temblar y nace la animadversión de periodistas contra bloggers.

En alguna ocasión, he leído duras críticas contra los bloggers por parte de periodistas titulados, acusándolos de su falta de formación, de su escasa profesionalidad y de opinar lo que les da la ventolera. Personalmente, creo que la competencia siempre es sana en todos los ámbitos profesionales. Te hace espabilar, no acomodarte seguir manteniendo tus inquietudes, innovar, progresar… Si un blogger es capaz de poner tu puesto en peligro, será porque hace tu trabajo mejor que tú, pese a que no tenga un título colgado en ningún despacho. La titulitis es uno de los principales males del mundo laboral en España. El paso por la universidad no te garantiza que vayas a ser el mejor en tu área, y el periodismo es una disciplina para la que mucha gente puede tener aptitudes de forma innata. No sabrán quién fue el inventor de la imprenta ni los que formularon las principales teorías de la comunicación, pero sí saben que lo pueden buscar en Google. Tanta teoría pasa a convertirse en un buen bagaje cultural (si logras memorizar y recordar tantos datos) pero en la práctica no sirven de nada. En el día a día, un blogger y un periodista tienen agendas muy similares: acuden a eventos juntos, reciben notas de prensa, viajan por trabajo, valoran nuevos productos y servicios, escriben noticias divulgativas o artículos de opinión, viven pegados a un ordenador, tablet o móvil y generalmente están mal pagados.

Vidas paralelas pero odio unidireccional. Es muy duro que el periodismo esté tan desprestigiado y que sus profesionales seamos un cero a la izquierda para cualquier empresa de comunicación. Pero los bloggers no tienen la culpa de haber tenido un arrebato en el mundo 2.0 y haber alcanzado una relevancia que nunca hubieran podido ni soñar. La mayoría compatibiliza su pasión por el blogging con otros trabajos de los que de verdad obtienen ingresos y les permiten pagar las facturas, comer y vivir. Y aunque su actividad como bloggers aficionados vaya en paralelo a la jornada profesional de un periodista, viven cada post escrito con un entusiasmo y una frescura que los otros suelen haberse dejado por el camino.

Creo que la convivencia pacífica entre bloggers y periodista es factible. Todo tiene sus pros y sus contras pero no hay que desprestigiar el trabajo ajeno sólo porque una persona no tenga formación, porque personalmente no te guste lo que hace, te parezca un cutre, excesivamente subjetivo o te de miedo que te haga sombra. Los periodistas ofendidos suelen acusar a los bloggers de no ser responsables con sus publicaciones, no contrastar la información antes de difundirla…¡ay! Mejor no hablaremos de lo que les ha facilitado a ellos la vida el corta y pega de notas de prensa de las que nunca se cuestionan nada. El ejercicio de la opinión periodística suele quedar oculto entre los intereses del propio medio y los de los protagonistas de la noticia que hay que contar. Los bloggers, por contra, hacen de su capa un sayo y opinan con total libertad de lo que quieren. Son espontáneos, frescos y si los lectores les siguen ¡es porque alguna virtud tendrán! Nadie nos obliga a comulgar con las ideas de desconocidos aficionados a juntar palabras.

¿Algún periodista, amenazado o con actitud conciliadora en la sala? ¿Algún blogger que se haya visto desacreditado por no ser un profesional del periodismo?