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Internet no se controla

#InternetNoSeControla 👉🏼 He aquí el mensaje importante del día… Y como es importante lo comparto por doquier… En Hayqueserpositivo.com, aunque me salga del tema habitual, y aquí, que ya pega algo más… Pero el resumen es: 

  • Piensas lo que escribes? Lo que los demás leen e interpretan de lo que escribes (no de lo que has querido decir).
  • Te planteas las fotos que compartes?
  • Eres consciente de las opiniones y rastros que dejan tus likes, comentarios, comparticiones y hasta silencios? 
  • Y si eres padre, madre, tutor… Sabes lo que hacen tus hijos desde esos móviles tan inteligentes o prefieres seguir escudado en que «yo eso del facebook no lo entiendo»? 

Os comparto parte de la reflexión del post original y de paso os presento a Nico y a mi otro blog Hay que ser positivo 😉 


Recibo un WhatsApp gracioso con una imagen a compartir y con el siguiente enunciado «Por si podeis reenviar… Una profe está haciendo un experimento con sus alumnos de 3°ESO para que tomen conciencia de la rapidez con la que se difunden imágenes sin poder controlarlas». Lo primero que me viene a la mente es que es buena iniciativa, simple, rápida, rastreable en cuanto salga de WhatsApp (ese supuesto entorno «privado») para ir a parar a cualquier red social. 

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http://hayqueserpositivo.com/2017/03/01/internet-no-se-controla-mucho-ojo-nico

En blog cerrado no entran moscas

Ni en el blog ni en el canal YouTube ni en tus redes sociales: si no quieres que se sepa ni se comente, mejor cierra la boca 2.0. 

Recuperó hoy un post que escribí hace meses… Y sigue sirviendo! 

Porqué no debes escribir todo lo que piensas… Empecemos por el principio…

En blog cerrado no entran moscas

En blog cerrado no entran moscas

No vayas a escribir en tu blog todo lo que piensas, que como dice el refranero popular (a veces tan sabio), «en boca cerrada, no entran moscas». O en versión actualizada, «en blog comedido no entran trolls«, o moscones… Aunque no era tanto por los trolls que yo me preocupaba, si no por la imagen de marca personal que te puedes granjear por unas palabras mal medidas o por un impulso no refrenado. Vamos, que volviendo al refranero, si no quieres que te llamen «mataperros» mejor no hagas ver que has matado a ningún chucho.

La verborrea dospuntocero es el peligro de la red: 
Las redes sociales, los blogs e Internet en su conjunto tienen muchas ventajas y posibilidades. Pero si algún peligro acecha tras la facilidad con que podemos comentar, opinar, compartir y debatir (en un sólo click) es lo que llamo la verborrea dospuntocero. Me declaro sinceramente sorprendida de lo que alguna gente comparte a veces: comentarios negativos contra le jefe, cotilleos malintenacionados de algún compañero o supuesto «amigo», críticas feroces y destructivas que algún famoso se ha, supuestamente, merecido, el pobre, mensajes desoladores de un pesimismo que le hunde a uno la mañana e incluso el día entero como si de un cielo plomizo se tratara, imágenes de dudoso gusto (de niños con cáncer, mujeres pornografiadas, chistes sexistas y demás lindezas) y opiniones… 

¡Qué decir de las opiniones que algunos dejan en los medios digitales! Son, a menudo, agresivas, poco razonables, incluso amenazantes o insultantes, o racistas, o clasistas, o con istas que te hacen reflexionar seriamente sobre el nivel de la raza humana. Con lo mucho que me suelen gustar las argumentadas (y filtradas, ese supongo que es el quid) cartas al director de los diarios, y el bajo nivel que suelen tener algunos comentarios en la prensa online.
La cuestión es que que esta facilidad da lugar a que, a veces, no tomemos conciencia de lo que los demás pensarán de nosotros cuando vean nuestros mensajes. Y es que decimos mucho, muchísimo más de lo que pensamos estar diciendo. 

Soy consciente que mis propios mensajes en este blog y mis redes sociales dan mucha información sobre mis gustos, mis hábitos, mis opiniones políticas, mis lecturas, mis conocimientos, y sobre todo mis desconocimientos, mis debilidades, mis alegrías, mis penas… Y ahí queda para la posteridad gracias a Mister Google para quién quiera googlearme.

No pasa nada, podemos trabajarlo, llevar a que esos mensajes den información relevante de nosotros que queremos que sea encontrada. 

¿Pero qué pasa con aquellos mensajes implícitos que no quisimos dar pero que sin embargo influirán, quizá, en un proceso de búsqueda de trabajo, un ascenso laboral, o sin entrar en el terreno pecuniario, en una relación personal que queramos iniciar? Habríamos de ser conscientes de ello.

Aún así se nos escapará algo. 

Aún así habrá amigos incondicionales que nos apoyarán. 

Aún así habrá quién no quiera saber nada de nosotros porque no le dimos buen «feeling». 

Piensa antes de escribir
No digo que tengamos que andar autocensurándonos
todo el día, ni que perdamos la naturalidad. Yo me siento bien con mis ideas, por eso las tengo, y no me cuesta admitir que he cambiado de opinión o que me equivoqué (aunque es un rollo porque puede que haya gente que no llegue a este punto y se quede con lo que dijiste en su momento).
Pero, por ejemplo, he tenido días grises que me moría de ganas de contar alguna situación que me parecía escandalosa y que cuando estaba a punto de enviar (llegué a escribirlo, sí) pensé: «con lo optimista que soy normalmente, voy a quedar como una ceniza«. Todo el mundo tiene días malos, pero no es necesario compartirlo en el blog. Es como quién en las discusiones de pareja dice cosas de las que se arrepiente luego en pleno calentón. ¿Verdad que es mejor callarse?

En fin, sigo dando vueltas a un comentario machista que me ha dolido a la vista en una red social (de ahí vienen estos barros). Sinceridad, autenticidad, coherencia… Sí. Pero, por favor, si has tenido la paciencia de leerme hasta aquí:

  • Ten cuidado con enviar un correo electrónico desde «soyunachicasexy@hotmail.com» para buscar un trabajo que nada tiene que ver con ser striper, modelo de Interviú o algo similar. 
  • Ten cuidado con compartir fotos de tus amigos borrachos o de la pinta (lamentable) que tenías tras la última juerga. 
  • Ten cuidado con decirle a tu jefe que no puedes ir a trabajar por un virus intestinal si luego vas a publicar en Facebook que estás en la playita tomando el sol (en realidad, está feo que lo hagas, pero si vas a hacerlo igualmente, no hace falta que lo digas a los cuatro vientos). 
  • Ten cuidado con revelar información personal, íntima y comprometida de tus amigos o compañeros, seguro que no te gustaría que lo hicieran de ti (y acumulas números de que suceda si tú también lo haces). 

En fin, no me cansaré de decirlo: Sentido común, por favor.

¿Dios? Es el azar que usa seudónimo

Me regalaron una máquina de escribir cuando tenía…¿doce años?, sí, creo que fue así. De eso hace algunos «cientomiles» de días y… ¡contigo empezó todo, máquina de escribir!. Por esas cosas de la vida, del azar, de Dios o de seudónimo, encontré este blog. Fall in love total, y contacté con Celia. Alguien dijo (cuando no se sabe quién fue le llaman anónimo) Rectifico pues… Anónimo dijo que «La casualidad nos da siempre lo que nunca se nos ha ocurrido pedir» y eso es lo que me ha pasado a mí. En resumen y para abreviar;

TengoUnBloglogoV1YVoyAAprenderAUsarlo.
Gracias Celia, por darme esta oportunidad.

Algo sobre mí; soy Adela, estudiante de Comunicación en la recta final del Grado. Ya acabo ¡por fin!

¡Contigo empezó todo, máquina de escribir!

 

NOTA DE TUBYSCU: Recordad que Adela está haciendo un estudio que ha de entregar ¡ya! ¿Quieres ayudarla a descubrir si ser influencer es una profesión o no? No tienes más que responder a su sencilla encuesta. ¡Date prisa! Luego compartirá con TUBYSCU las conclusiones 😉 

 

no mientas en la red

Inventarse una vida no es ser influencer

Alucinar es poco: lucrarse con un blog inventando que te has curado de cáncer terminal es ser estúpido, un fraude y jugar con la salud de los demás. Eso no es ser #influencer. Estoy hablando de «La historia de la bloguera que se inventó un cáncer cerebral» que hace unos meses se desveló en los medios. Y es que llevo tiempo dando vueltas a este post sobre la mentira, el lucrarse y los blogs. Por eso he buscado algunos casos más de mentiras descubiertas y me ha dado por reflexionar sobre lo lícito o no de esta práctica.

¿Hay muchos casos de mentirosos en las redes? 

Yo diría que hay muchos mentirosos en la vida misma y en las redes, como todo, se magnifica y multiplica por la facilidad que da la propia red y el modo de relacionarse en ella. Puedes crearte infinitas cuentas, poner fotos de perfil que no son tuyas, trucadas o de hace mucho años (cuando pesabas 20 kilos menos y no tenías canas). Puedes hacer creer que vives en un lugar distinto al real. Puedes relacionarte con miles de personas que no te conocen de nada y crear a tu gusto la historia. Puedes ser simpático y extrovertido cuando en realidad eres tímido. Puedes ser hombre siendo mujer o viceversa. Puedes ser joven de nuevo, o guapo, o cualquier cosa que desees ser. Y claro, eso es muy goloso si además sumas tus propios complejos e inseguridades. Pero es que además, los expertos hablan de un factor que hace que se repita en las mentiras: el éxito de la propia mentira. ¿Has conseguido con una mentira lo que querías? ¡Vas a repetir, seguro! De ahí al vicio, hay poco. 

En fin, que sí, que he encontrado casos de mentiras flagrantes:  Sigue leyendo

Yo de mayor quiero estar en Forbes

La revista Forbes, por primera vez, ha hecho una lista de los 10 youtubers multimillonarios que merecen estar en sus listas. Para ingresar en tan selecto club no tienes más que ganar 2,5 millones de dólares al año como mínimo. Imposible? Si un chaval con una cámara y sus partidas de videojuego ha podido, porqué no tú?  

Os dejo con la noticia de El País que no tiene desperdicio. Yo aún estoy alucinando. Luego me acuerdo de los vídeos de Laura Yanes que os compartí el otro día o la confesión de Olga y Antuan sobre los 25€ que han ingresado en publicidad en 7 meses de canal y vuelvo a la tierra. 

Pero oye, que aunque ganando menos y sin entrar en la lista de los Gilitos de Internet, yo de mayor quiero ser Youtuber. Es tremendo!