Mi primera vez…

No recuerdo cuándo fue pero sí cómo y con quién. Viernes y volvía a casa del trabajo casi en estado de coma del cansancio. Autobús, autopista y caravana como escenario.

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Ese día no llevaba libro y, el personal, a mi alrededor, parecía aburrido como yo. Era gente normal, de esa que se abstrae mirando por la ventana y no hace nada especialmente interesante que observar. A mi me encanta observar a la gente.

Me estaba poniendo de un humor importante, opté por mirar el móvil y abrí YouTube. Nunca me había llamado demasiado la atención ni YouTube ni nada de lo que se cuece, cocina o se come allí, pero algo tenía que hacer para entretener al Alien que llevaba dentro.

Y de pronto, allí estaba ella, Isasaweis con ese nombre tan musical…, happy de la vida y “tan natural” –siempre que pronuncio su nombre me recuerda al grito inicial de la banda sonora del Rey León ♪♪♪Nants ingonyama bagithi Baba Sithi uhm ingonyama♪♪♪ En fin, vuelvo al tema que nos ocupa que hablo tanto que me lío y me pierdo.

¡Anda, pero si está grabando en su habitación!– eso fue lo que despertó mi curiosidad. Se estaba poniendo en el pelo una mascarilla de aguacate que había hecho ella misma. De fondo, la cama de matrimonio, sus mesitas de noche, sus lamparitas de pared, sus cojines, y su todo, toito, to, transmitiendo orden, equilibrio y naturalidad.

A partir de ese día seguí viendo sus vídeos a ratos muertos. Me entretenía, me relajaba la mente después de un día complicado. En realidad… ¡yo qué sé, qué sé yo! la razón por la que la seguía. Hasta que un día ¡Zasca! piqué. ¿Sabéis eso de lo que hablan todas las YouTubers que definen como #AnsiaViva? Pues de eso me enfermé. Presentó un producto comercial para el pelo de cuyo nombre acordarme no quiero. Eso era lo que yo NECESITABA. Esa era MI SOLUCIÓN. Era el ÚNICO producto en el mundo mundial que me iba a funcionar. Tenía que comprarlo pero ¡ya! Ese día busqué en Internet dónde comprarlo. Y, claro, lo encontré… ¡Donde Dios perdió la alpargata! –Murphy, que me quiere tanto- Ese día empleé mi hora de comer para ir a comprarlo.

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Ese día salí como una exhalación del trabajo para llegar a casa y lavarme el pelo. Ese día corrí tanto que no me pesó ni el trasero. Si Isasaweis lo decía tenía que funcionar. Alguien que es tan normal, como yo, que tengo mi cama de matrimonio, mis mesitas, mis lamparitas, cojines y todo, toito, to, ¿por qué me iba a engañar?

¡¡ERROR!!

Ese día, Oh, My God! ¡Mi pelo, qué desastre! ¡Isasaweis, me engañaste!

Y ese día también llegó, como no, modo flagerlarse on “Mira que eres ingenua. Más corta que el rabo una boina. Solo a ti se te ocurre. Que no se enteren mis karis que se parten el culo.» Pero creo que, de todo, lo que más dolió fue el sentimiento de decepción. ¿Os habéis sentido como yo en alguna ocasión? Si, sí, ya sé, ya sé, lo repiten constantemente -léase la siguiente frase con voz cuquirepelente- *«Es mi sincera opinión de como le ha funcionado este producto a mi pelo/piel. Cada pelo/piel es un mundo y a todas vosotras no os tiene porque ir bien.»*

Yo no estoy diciendo que Isasaweis mintiese, ni que lo que digan las YouTubers no sea cierto. Yo, como ellas, sólo estoy dando mi más sincera opinión de como se sintió mi pelo y como me sentí yo.

Siempre y para todo hay una primera vez.

 

 

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