No digas que eres influencer si no… 

Imagino que habréis leído el excelente artículo de GenBeta (otra recomendación) sobre Los influencers: pasado, presente y futuro; del watchdog a los tuits de 45 mil euros Habréis alucinado con las cifras como yo (a pesar de saberlo) y os habréis dicho… «Definitivamente no soy influencer ni soy ná»… O os habéis sentido identificados, en cuyo caso una humilde servidora os pediría desde ya un autógrafo o una mísera colaboración 😉 El caso es que el artículo en cuestión es una cura de humildad porque queda claro que un influencer es tal si…

  1. Maneja cifras de seguidores (reales, por favor) astronómicas. Que no será lo mismo moda que maternidad que cocina y uno no puede ser influencer de todo, pero hombre, unos cuantos de muchos miles de seguidores sí debería tener un influencer.
  2. Sus seguidores además participan, comentan, alucinan, asisten a actos donde aparece la estrella, la paran por la calle si la reconocen y, lo que al final mueve todo esto, además de hacer ruido sobre X, los seguidores COMPRAN según recomendación del influencer.
  3. Y tiene una agencia que representa sus intereses para negociar a cuanto el kilo de tuit o de foto en Instagram.

Todo lo demás es tontería. Con cariño. O mas bien sueño, aspiración, meta. Llegar ahí arriba, al Olimpo influencer, requiere altas dosis de trabajo, constancia, estrategia y algo de suerte y padrinos también. Ser amiga íntima de Ronaldo y aprovechar el filón, por ejemplo. Salir en la tele. O en el cine. Llegar antes que nadie al terreno inexplorado de tal o cual tema.

Lo que seguro no es un influencer es ese perfil que se autodenomina #influencer, #influenciador, y que tiene pocos o muchos seguidores (puede que comprados a bulto) que no dicen ni mu a sus cientos de tuits o fotos o post de autobombo. Si encima en su biografía y sus publicaciones incluye el teléfono privado de contacto, apaga y vámonos.

Lo alucinante es que aún así hay empresas que se dejan engañar por embaucadores de cuentas de followers bonitos pero nada productivos. La era del marketing de bulto pasó a la historia. Yo casi preferiría hacer la guerra de guerrillas del contenido. Tener a influencers pequeños o medianitos que si bien no tienen tantos miles de seguidores ni agencia que los represente, sí se lo cursan con implicación y cariño y generan poquito a poco sus leads, y por suma, ruido. Que si te puedes permitir un influencer de verdad de la buena, con todo el respeto para los que trabajan desde la modestia, genial. Pero oye, no es apto para todos los bolsillos. Y no sé si muy rentable (en todos los casos).

Moraleja: querida marca, estudia un poco con quien te juntas. Querido influencer… Si lo eres, ya lo saben, no lo vayas pregonando que presumir está feo. Sobre todo si no es verdad.

El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad.

Ernest Hemingway(1896-1961) Escritor estadounidense.

8 comentarios en “No digas que eres influencer si no… 

  1. Mara

    ¡Hola! Yo, sin lugar a dudas, prefiero la humildad porque siempre habrá alguien que sabe más, pero también he descubierto, con el tiempo, que muchos tienen la oportunidad porque se han puesto a fardar, una oportunidad que parece estar a años luz para aquellos que hacen las cosas medianamente bien y que, posiblemente, sea mejor que el otro.
    Seguiré soñando con ser influencer y ganar 45 mil euros por un tweet.
    Buen día 😊

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  2. Lucía T.R.

    ¿Sabes la de gente que presume de ser influencer por tener 1.000 seguidores en Twitter? Sobre todo cuando para lograrlo por la táctica del «yo te follow-tu me followas» ellos siguen a 2.000… Pero oye, que cualquiera les sopla, que te dicen que movilizan a las masas y te hunden el chiringuito. Yo creo que los influencers de verdad son personajes públicos del mundo de la moda, actores, cantantes, personajes ya conocidos por sus faceta profesional que han llevado ese éxito a las redes sociales. Es cierto que hay gente anónima que ha logrado posicionarse muy alto, pero no es algo que esté al alcance de los bloggers humildes,comunes y mortales. Con mandar en casa de cada uno ¡creo que ya podemos darnos por satisfechos!

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    1. Celia Ramón Wyser Autor

      Totalmente de acuerdo. Aunque hay famosos que tienen muchos fans pero movilizan cero. Y otros como la Belén que se ponen un cutre chándal que no queda ni bien y arrasan en El Corte Inglés. Luego hay otros como el Youtuber Wismichu que tiene que ir cambiando de casa porque sus fans le asedian, y que llenan teatros y se ganan la vida, y bloggers de moda que primero fueron egobloggers y luego modelos. O Isasaweis, que habla de tu web y más te vale que no se te caiga el servidor. Eso son influencers!!! Los que te piden que te compres el boleto solidario de turno o la bufanda de las navidades y ahí que corre todo el mundo. De esos hay pocos. Y son accesibles para quien puede. Pero luego también están los que tienen un espacio modesto en redes y que influyen en la opinión de 10 o 100 o 1000 en vez de en un millón. Y francamente, a mi me valen, mucho. Quizá es más pequeño el alcance, pero también es más segmentado y puede que hasta más eficaz. De todos modos lo de los influencers es como lo de los famosetes y los tertulianos, un bluf que un día estallará en la cara de los que se creen dioses y en realidad son simples mortales. Para entonces, mejor que nos pille el estallido de la burbuja bien posicionados y con la reputación intacta. Al tiempo.

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  3. Mamá en Bulgaria

    El último párrafo lo sintetiza muy bien. Después de un par de años de pulular por la blogosfera y las redes sociales ya voy viendo ese postureo del que hablas, pero también he visto influencers de verdad y justamente suelen ser quienes no alardean de ello.
    Ya dicen que «por la boca muere el pez».

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