Querida Influencer,
Te va a sorprender que te hable con tanta sinceridad, pero debes saber que en esto del mundo dospuntocerolancia, igual que en el mundo real, lo prometido es deuda. Efectivamente, te pusiste en contacto con mi empresa para conseguir producto que testar, me prometiste un post, lecturas, visitas, repercusión a troche y a moche y muchas altas a mi servicio o muchas ventas. Y yo te creí.
Sí, pasé por tu blog o tu canal, visité tus perfiles en redes sociales, sopesé la seriedad de la relación que me ofrecías. Quizá eras una VIP blogger, quizá una youtuber en sus inicios, quizá tenías una página de Facebook que iba a todo trapo o quizá un Twitter que empezaba a despuntar. Pero todos esos detalles no son esenciales. Tomé mi decisión, de cabeza o de corazón, viendo lo que había o lanzándome a la piscina. Pero sea como fuere, lo importante es que confié en ti. Porque esto va de confianza, de tener un trato.
Y si al final te envié el producto y luego nunca más se supo, si te tengo que perseguir para saber si publicaste o no, si tienes previsto publicar o no, si te gustó o no, si tengo que hacer de novio celoso, pues no mola nada, querida Influencer.
Y sí, dospuntocerolandia también tiene sus desengaños amorosos, lo sé, lo asumo. Hubiese sido aceptable que después de todo la repercusión no fuera tanta como la prometida (está bien, nos equivocamos, no pasa nada, otra vez será, tendría que haberme fijado mejor en tu comunidad, en tus rutinas de publicación, en los comentarios que cosechas).
Hubiese comprendido que después de toda la ilusión depositada no te gustara lo que viste (los amores desvirtualizados es lo que tienen, son arriesgados).
Incluso hubiera entendido que a tus amigas no les gusto tanto como a ti (lamentablemente, el amor no siempre es suficiente).
Pero que des la callada por respuesta. Que «si te he visto no me acuerdo». Que «por el interés te quiero Andrés«. Está feo, muy feo.
¿Y sabes lo peor de todo? Que puede que en el futuro no me fíe de otras Influencers con las que sí hubiera funcionado, que desconfíe, que me haga la persona distante. Ya, ya, no podemos poner a todo el mundo en el mismo saco.
Y es que, querida Influencer, lo que haces (o no haces) te afecta a ti, a mi, a tu comunidad e incluso al mundo dospuntocero. Por unas relaciones sanas: piensa bien en lo que ofreces, no me mientas. Piensa bien si podrás asumirlo. Y si no puedes, dilo, explícate, puede que tu ausencia tenga una justificación que desde el otro lado yo no he alcanzado a comprender.
Con amor,
Esa empresa a la que te ligaste y luego se quedó esperando la llamada.
¿En serio hay gente que hace ESO? Me perece tan feo que cuesta de creer.
Alguna vez he pensado algo así, que este tipo de acuerdos se cierran sin contrato, simplemente por e-mail o por teléfono, y sólo tienes la palabra de la otra persona, tienes que confiar en un perfecto desconocido y esperar que cumpla su parte.
Me gustaMe gusta
Poca gente, pero hay listos en todas partes y tarde o temprano caemos. Por eso es importante que las relaciones influencers/ marcas se concreten cuanto antes. Ahora vamos un poco dando palos de ciego.
Me gustaMe gusta
Estoy muy de acuerdo contigo en este asunto. Yo conozco casos de bloggers que se limitan a pedir producto del que jamás hablarán en sus redes sociales o blogs. Como comentábamos en el post de hace unos días, es como sí pensasen que sólo por ser blogger se merecen ciertos regalos. Que sí, que habrán hecho méritos, pero todas las marcas esperan que se aireen un poco sus productos, no que te los beneficies a escondidas y sin que nadie sepa nada.
Me gustaLe gusta a 1 persona