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Acerca de Mamá en Bulgaria

Catalana expatriada en Sofía con dos niños y un búlgaro, y autora del blog Mamá española en Bulgaria.

Historia de un plagio. Qué hacer si te roban contenido. Por @MamaenBulgaria

Hola, soy blogger y me han plagiado.

No es algo tan raro, creo que cualquiera que suba contenido a Internet acaba sufriendo tarde o temprano robo de contenido.

Antes de empezar, aclaro que no soy ni de lejos experta en el tema, lo que comparto es mi experiencia personal y aporto las soluciones que me han servido a mí, eso es todo.

Mi blog tiene unos cinco años y en este tiempo me han robado contenido varias veces. Por no aburrir, me limitaré a resumir la última y a explicar cómo he solucionado el problema.

Hace poco mi amiga Lucía, autora del blog Planeando ser Padres, encontró por pura casualidad una foto que reconoció como mía en una web mexicana. Como imagen no es muy buena, pero es mía, salgo yo de espaldas mostrando cómo cortarse el pelo una misma para donar (el pelo donado se usa para hacer pelucas para gente con cáncer).

A raíz de eso realicé una búsqueda para ver si había más cosas mías en otras webs, y encontré una tienda online española de comida búlgara que lucía en portada mi artículo “El mejor yogur del mundo es búlgaro”. No una cita, no. Mi artículo íntegro, hasta la última coma. Y al final, en pequeñito, ponía esto:

«Fuente: http://www.mamaenbulgaria.com/2016/02/el-mejor-yogur-del-mundo-es-bulgaro.html»

Aquí hay varias cosas que están mal.

  1. No me han pedido permiso para coger mi artículo.
  2. Además, para usar un post ajeno hay que citar y enlazar la fuente y no copiar más del 20% del original. Ellos citan pero no enlazan (han pegado una url de texto plano, no clicable) y copian el 100% del post.
  3. Para colmo, habían manipulado la fecha para que el post pareciera publicado en 2015, cuando el mío original era de 2016. ¡Así parecía que la copiona era yo!

Muy mal. Fatal.

Soy partidaria de empezar dialogando y esperé no tener que llegar a más. Llamé por teléfono a la tienda y expuse la situación. Los dueños resultaron ser un matrimonio búlgaro que hablaba regular español, no parecían saber nada del tema y me dijeron que hablarían “con los de la web”.

Al pie de su web sale la empresa responsable del diseño web y el contenido, así que cliqué para ver quiénes eran. Les mandé un par de mensajes, y al cabo de unos días me contestaron de muy malos modos, alegando que ya me citaban, como si eso les diera derecho a hacer eso.

Ahí ya ME ENFADÉ.

Porque aquí hay otra cuestión: el provecho económico. Ellos han cobrado a los dueños de la tienda por hacerles la web y llenarsela de artículos sobre el tema. Pero en vez de escribirlos ellos, los roban a terceros. Muy bonito…  Para más inri, esta empresa de diseño web ofrece además servicios de “SEO y reputación online”.

Recapitulemos su fraude:

  • Me roban a mí un artículo y se lo venden a esa tienda.
  • Se dedican a la informática y no saben poner un enlace clicable.
  • Se venden como expertos en SEO y no saben que Google penaliza a quien duplica contenido (o lo saben y les da igual porque la tienda no es suya).
  • Manipulan la fecha de publicación para disimular (aunque eso no engaña a Google).

Menudos profesionales, ¿eh?

Lo que sí sabían muy bien los muy desgraciados era qué artículo robar. Porque mi post del yogur búlgaro es el más leído de mi blog, con diferencia, y está excepcionalmente bien posicionado: ha sido leído más de 100.000 veces y sale en la codiciada primera posición de Google buscando simplemente “yogur búlgaro”.

Como fueron tan groseros, además de haberme plagiado, mi pequeña venganza personal* fue avisar al autor de otro artículo que también habían plagiado, esta vez sobre el queso búlgaro.

*(La venganza no la recomiendo porque no sirve para hacer un mundo mejor y esas cosas, aunque en este caso no puedo decir que me arrepienta).

Resultado: ambos artículos han desaparecido de esa web y los plagiadores probablemente han perdido un cliente. Merecido lo tienen, por caraduras, vagos, ladrones, poco profesionales y groseros.

Voy a cortar el rollo y pasar a la parte práctica: qué hacer si te roban contenido. Porque esto le puede pasar a cualquiera, y tal vez mi experiencia le sirva a alguien.

 

¿Cómo sabes si te han robado contenido?

Yo suelo mirarlo en Copyscape, aunque hay otras opciones como Semrush, Copygator o Siteliner. En Copyscape introduces tu dominio y puedes ver si ese contenido está en otras partes de Internet, pero la versión gratuita es limitada. Semrush te dice quién te enlaza, aunque los plagiadores no suelen hacerlo y así cuesta localizarlos. Copygator  es eficaz, pero hay que ir post por post.

 

 ¿Qué medidas tomar si te han plagiado?

  • Hacer capturas de pantalla que demuestren el plagio nunca está de más.
  • A continuación, contactar con el ladrón o plagiador y pedir, siempre con educación, que borre tu contenido de su web. En el mejor de los casos lo borrará y se disculpará.

¿No sabes cómo contactar con el plagiador?

Si la web no tiene e-mail o formulario de contacto, ni enlaces a sus redes sociales (poco probable) se puede intentar buscar datos del propietario del dominio en Whois. Suele haber nombre, e-mail y teléfono, a menos que haya pagado por ocultar esos datos.

¿Y si no eliminan el contenido plagiado?

Google ofrece un formulario para denunciar plagios. Una vez enviado, el buscador suele reaccionar en cuestión de días, aunque hay que tener en cuenta que Google no puede borrar contenido de una web. Lo que hace, si constata el plagio, es desindexarla. Y en un mundo en el que si no estás en Google no existes, es un buen castigo.

Si a pesar de ello seguimos queriendo que nuestro contenido robado desaparezca de la web ladrona, quizá lo mejor es mandar un e-mail serio con términos y frases del tipo “tomar medidas legales”, “poner en manos de mi abogado”… Sabiendo que han obrado mal, el miedo a posibles consecuencias legales puede ayudar a que entren en razón. Personalmente nunca he tenido que llegar a este extremo.

El último recurso es, por supuesto, ponerlo en manos de un abogado.

 

¿Y si eres tú el que quiere una foto o un texto de otra persona?

Simple: no cojas nunca texto ni imágenes ajenos sin pedir permiso.

Yo he pedido varias veces a fotógrafos búlgaros que me cedan imágenes para mi blog. A cambio suelo ofrecerles enlaces a sus webs o redes sociales, y hasta ahora todos han accedido sin problemas. Otra vez contactó conmigo una web búlgara pidiendome permiso para traducir un artículo mío. Les dije que sí y al pie de la traducción me citaron y enlazaron el artículo original. Todos felices.

También se pueden usar imágenes de bancos de imágenes, muchos son gratuitos y cuentan con un fondo muy amplio.

No cuesta nada hacer las cosas bien, y un trato amable y pedir permiso abren muchas puertas.

 

En conclusión:

Tu contenido es tu propiedad, protegelo y defiendelo con uñas y dientes si es necesario. Aunque sea algo no tangible, sigue siendo tuyo.

El robo de contenido es más frecuente de lo que parece. Mucha gente cree que lo que está en Internet se puede coger y usar como a uno le parezca, pero no es así: lo que está en Internet es de libre acceso, pero NO de libre uso. Que no es lo mismo.

 

Firmado: Marta, Mamá en Bulgaria.

 

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Comentar en los blogs: guía básica

A cualquier blogger le gusta recibir comentarios en su blog. Es normal, ¡si nadie comenta parece que estés hablando sola! Y justamente es una de las cosas más satisfactorias de tener un blog, la interacción con los lectores.

No soy ninguna experta, apenas llevo dos años con mi blog, pero han sido dos años de leer muchísimos blogs, de comentar sin parar y de recibir comentarios, y tal vez a alguien le pueda servir mi opinión.

¿Cómo conseguir comentarios?

No se puede obligar a nadie a comentar en un blog, pero sí puedes incentivar los comentarios, ponerselo fácil al lector para que se tome un minuto para dejarte un valioso comentario. Porque si no se lo pones fácil, si no le pones una alfombra roja, una vez que haya leído lo que le interesa se irá, sin más. ¿No lo hacemos todos a veces?

Hay varias formas de animar a los lectores a que comenten:

 1 – Termina con una pregunta.

Que quede natural, ¿eh? Una pregunta directa les indica que hablas con ellos, que no sueltas tu rollo y ala, ya he terminado, ahora vete. Les puedes pedir su opinión, preguntarles si les ha pasado lo que sea alguna vez, o cómo lo solucionan, etc. Dales pie a que respondan, a que aporten algo, a que se sientan parte de la conversación.  Sigue leyendo